REVISTA CHILENA DE ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
166 Introducción La tuberculosis mantiene vigencia a pesar de existir métodos diagnósticos y esquemas de tra- tamiento adecuados. En Chile el Ministerio de Salud ha enfrentado la TBC desde hace más de 4 décadas mediante el “Programa de Control y Eliminación de la Tu- berculosis, PROCET” 1,2 , y las “Normas técnicas para el control y la eliminación de la Tubercu- losis” 3 , otorgando las orientaciones necesarias para el diagnóstico y tratamiento en todo el país. Como parte de este programa, existe una red de laboratorios nacional que da grandes facilidades para el acceso a estudio bacteriológico ante la sospecha de TBC y por otra parte, la calidad de los esquemas terapéuticos actualmente en uso proporciona una tasa de éxito de 90-95% 4 . Es de- cir, en Chile contamos con las herramientas para pesquisar y tratar eficientemente la TBC. Pese a esto, en los últimos años hubo un enlentecimiento en las curvas de disminución de su incidencia a nivel nacional, y en particular en el Servicio de Salud del Reloncaví (SSDR) 2 , del cual es parte el Hospital de Puerto Montt (HPM) (capital de la X Región de Los Lagos). La TBC podría ser manejada idealmente en atención primaria, pero aún existe un grupo de pacientes que requerirá atención en hospitales de mayor complejidad por razones diagnósticas, clínicas y sociales. El objetivo de nuestro trabajo fue dimensionar la demanda de atención y/u hospitalización de la tuberculosis (TBC) en el Hospital de Puerto Montt (HPM) describiendo aspectos epidemiológicos y clínicos, en un perio- do de cinco años. Pacientes y Método Se revisó el Registro de Casos de Tuberculosis del PROCET del SSDR para obtener el listado de todos los casos de TBC diagnosticados entre los años 2011 y 2015. Además, se revisaron re- trospectivamente los registros del policlínico de Broncopulmonar del HPM, y la ficha clínica, de todos los casos de TBC que hubieran requerido alguna atención clínica en el HPM, es decir todo aquel paciente que hubiera consultado en forma ambulatoria y/o que hubiese estado hospitalizado en las mismas fechas. Se recogieron antecedentes epidemiológicos, clínicos y de laboratorio, inclu- yendo edad, sexo, año de presentación, previsión, ocupación, lugar de procedencia, contacto TBC, personal de salud, nivel educativo, analfabetismo y nacionalidad. Se consignaron comorbilidades: hipertensión arterial, daño orgánico cerebral, en- fermedad renal crónica, cáncer de cualquier ori- gen, limitación crónica al flujo aéreo, embarazo, daño hepático crónico, enfermedad reumatológica crónica, diabetes mellitus y coinfección con VIH-SIDA. Se definieron los siguientes factores de riesgo: adicción (alcoholismo, drogas, taba- quismo), inmunosupresión de cualquier origen, socio-económicos (residente de hospedería o casa de acogida, reo, indigente, extranjero o si vivía solo) y antecedente de abandono de tratamiento anterior 5 . Se registraron síntomas: tos, expectora- ción, fiebre, disnea, dolor pleurítico, sudoración, hemoptisis y baja de peso. Además se analizó la duración de síntomas respiratorios previo al diagnóstico de TBC, separando los pacientes en ≤ 30, ≤ 90 y > 90 días. La forma de diagnóstico se realizó mediante bacteriología (baciloscopía o cultivo) y/u otros métodos: biopsia, ADA, RT-PCR ( Reverse Trans- cription Polymerase Chain Reaction ) o clínico- imagenológicos. Se consignó si fueron casos de TBC confirmados o no y si eran pacientes nuevos o habían sido antes tratados. Los tipos de TBC se separaron en los siguientes grupos: pulmonar, pleural, ganglionar, renal/urológica, ósea, menín- gea/neurológica, cutánea, peritoneal y gineco- lógica. Para efectos del análisis la forma miliar se incluyó en las pulmonares. Las imágenes de cada caso fueron revisadas en el archivo digital del HPM, y se consignó la cantidad de lóbulos afectados y la presencia de infiltrados bilaterales, cavitaciones y derrame pleural. La causa de hospitalización se clasificó como necesidad de estudio, gravedad, social y por re- acción adversa a medicamentos. Para evaluar la oportunidad en el diagnóstico de TBC, se registró el número de consultas previas por síntomas atri- buibles a la TBC. El lugar de hospitalización fue sala (medicina, cirugía u otro), intermedio y UCI. Se consignó la cantidad de días hospitalizados, definiéndose como estadía prolongada mayor o igual a 20 días. Se investigó la condición al egreso del progra- ma, tanto en el registro del HPM como en comu- nicación directa vía telefónica con los respectivos centros de derivación (Centro de Salud Familiar: Cesfam y hospitales periféricos), dividiéndose los pacientes en alta de tratamiento (curado con o sin secuelas funcionales), abandono (identificando la causa de éste) y fallecimiento por TBC u otra causa. Se consideró que el paciente había curado con secuelas funcionales si tenía lesiones pul- monares cicatriciales asociadas a disnea, tos y/o sibilancias que no obedecían a una causa previa, tuviera o no espirometría hecha. Se buscó identi- ficar aquellos factores asociados al fallecimiento. J. Riquelme D. et al. Rev Chil Enferm Respir 2018; 34: 165-170
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