NEUMOLOGÍA PEDIÁTRICA
C o n t e n i d o d i s p o n i b l e e n h t t p : / / www. n e umo l o g i a - p e d i a t r i c a . cl 139 Evaluación y manejo de dificultades de succión-deglución en recién nacidos Neumol Pediatr 2019; 14 (3): 138 - 144 periférico. Corresponde a un proceso continuo, que en la década de los 80 la Dra. Logemann (3) dividió en 4 etapas: preparatoria oral, oral, faríngea y esofágica. El paso del bolo alimenticio debe ser coordinado, seguro y eficaz, por lo que se describe un sistema de válvulas ubicadas en todo el tracto aérodigestivo, el cual asegura el paso del bolo desde la boca al estómago, protegiendo la vía aérea. Existen dos mecanismos de protección de la vía aérea: la inhibición central de la respiración, la cual ocurre de 100 a 150 ms luego del gatillamiento de la respuesta motora orofaríngea (reflejo deglución), generando una apnea por acción directa del tronco encefálico; y la protección mecánica de la vía aérea en la zona laríngea, producida por el ascenso laríngeo, descenso de la epiglotis, cierre cordal y presión positiva subglótica (cierre vestíbulo laríngeo) (Figura 1) (4). La succión es la habilidad sensorio motora inicial y compleja del recién nacido, que tiene por función proveer alimento en los primeros meses de vida, puede ser nutritiva (SN) cuando su fin es extraer leche desde el pecho o mamadera, o no nutritiva (SNN) para regular al recién nacido mediante chupete o como estrategia de estimulación. El reflejo de succión se presenta desde el nacimiento hasta los 4 meses de edad aproximadamente, luego pasa a ser una actividad voluntaria. La coordinación de la succión-deglución con la respiración se establece a las 35 semanas de edad gestacional (SEG) (5). La alimentación corresponde a la función general que involucra los procesos de succión, masticación y deglución; características del alimento; situación de alimentación y relación del niño con su alimentador. De acuerdo a la guía de alimentación del menor de 2 años del MINSAL (6), se debe tratar de asegurar la lactancia materna exclusiva los primeros 6 meses. Luego se indica el inicio de alimentación complementaria, considerando las variables relacionadas con el desarrollo neuromotor y erupción dentaria, de esta manera las primeras papillas se deben ofrecer en pequeñas cantidades e ir aumentando su volumen progresivamente. Como es una nueva textura, en general los niños pueden mostrar algunas conductas iniciales de rechazo como poner caras, devolver con la lengua, escupir y hasta hacer arcadas como parte de la neofobia (7). La idea es indicar que el alimento sea ofrecido sistemáticamente sin llegar a obligar. A los 8-9 meses, al tener los incisivos, se puede ofrecer consistencia puré, para que a los 12 meses, asociado a la erupción del primer molar se comience con alimentos molidos con el tenedor. Desde los 12 a los 24 meses, el objetivo es incorporar al niño a la alimentación familiar, parte con consistencia molida; picada y en trozos blandos. Al completar la dentición temporal con la erupción de los segundos molares a los 2 años, todos los niños con desarrollo neuromuscular normal estarían en condiciones de recibir alimentos enteros. La conducta alimentaria del menor será producto de las experiencias de los alimentos consumidos por la madre, traspasadas durante el embarazo; el vínculo establecido durante la lactancia; la cantidad, variedad y oportunidad de presentación de los alimentos; la capacidad de ofrecer desafíos acorde al desarrollo sensoriomotor oral y la interacción niño alimentador. Un recién nacido o lactante que no se alimenta vía oral, acumula la pérdida de valiosas horas de estimulación sensorio motora oral y vincular, pudiendo interferir en el adecuado desarrollo de la postura global, del tono de estructuras orofonatorias, la dentición y mordida, los reflejos orales y la formación del mapa de texturas, sabores y olores en la corteza somatosensorial. Las experiencias negativas de este proceso podrían generar aversión alimentaria, alteración de dinámica familiar, dificultades de participación y aislamiento social (8). PROCESO DE EVALUACIÓN El propósito es determinar la presencia de alteraciones a nivel de seguridad, es decir el funcionamiento de los mecanismos de protección de vía aérea; la eficiencia relacionada con el desarrollo pondoestatural como producto de la cantidad de alimento ingerido y el tiempo de alimentación, y por último el agrado en relación al conjunto de conductas que muestra el niño al momento de alimentarse. Respecto a la anamnesis es relevante conocer sobre el estado nutricional, historia de la alimentación, incluyendo vía (oral, oro/nasogástrica o nasoyeyunal), consistencia, uso de utensilios y rutina de alimentación, presencia de comorbilidades respiratorias, cardiacas, gastrointestinales o neurológicas (8). EVALUACIÓN CLÍNICA La evaluación clínica continúa con la observación del estado de alerta, tono postural y desarrollo psicomotor global, dada su relación con el desarrollo de habilidades de Figura 1. Visión lateral de un lactante, muestra las estructuras y el flujo aéreo en la flecha blanca y el flujo de leche en la flecha gris.
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