NEUMOLOGÍA PEDIÁTRICA
C o n t e n i d o d i s p o n i b l e e n h t t p : / / www. n e umo l o g i a - p e d i a t r i c a . cl 360 Neumol Pediatr 2020; 15 (2): 358 - 361 Bioética en tiempos de pandemia COVID-19 1. No tomar nunca las decisiones en soledad, por una sola persona, nadie puede escoger entre la vida y la muerte. La decisión colegiada aumenta la creatividad y asegura que están representadas distintas perspectivas de la situación. 2. Todas las vidas valen igual. No importa ninguna de las condiciones que acompañan al paciente. Todos los pacientes deben ser tratados de igual forma. 3. Si se establece una escala de priorización, debe ser respetada por todos. No existe una escala única e ideal, pero la que se utilice debe ser igual para todos. 4. Todos los profesionales que se dedican a servicios esenciales, deben priorizar su cuidado en la atención de los demás pacientes, tanto en uso de insumos de protección como en cuidados frente a un posible contagio. Así mismo, respetar los periodos de aislamiento y de regreso a su trabajo a favor de la comunidad, sin ariesgar su propia vida. 5. Mantenter una comunicación clara y transparente con el paciente o sus familiares es de importancia máxima, podría ser duro y difícil, pero a largo plazo resulta lo más adecuado. 6. El racionamiento de recursos debe hacerse por sectores y no por hospitales. Y debe hacerse siempre antes del estado de crisis. Parte fundamental en estos tiempos es la ética enfocada en la responsabilidad de los comunicadores sociales, los que deben informar correctamente a la población, sin causar alarmas o falsas expectativas, a fin de que los ciudadanos estén al tanto de las medidas de prevención que los protejan, evitando el pánico con noticias dramáticas que distorsionen la realidad y puedan crear conflictos sociales. Además, está el compromiso de los profesionales de la salud, que ante emergencias como una epidemia, deben recordar su deber ético de atender a los enfermos aún a riesgo de contagiarse, porque pertenece a la vocación de servicio a la salud, la solidaridad hacia los más vulnerables y poner sus saberes y capacidades para ayudar en tales situaciones, en bien de los ciudadanos. Es necesario tener muy en cuenta el principio de justicia, de tal manera que se distribuya la atención de la salud en forma igualitaria a toda la población que la requiera y no solo a un sector de la misma. Incluso, si no alcanzan los recursos hay que tomar decisiones justas para determinar cómo se racionarán los insumos, atendiendo a los más vulnerables en primer lugar. Aún no está claro ni ha sido motivo de gran discusión la estrategia para evitar el colapso psicológico del personal de salud de primera línea durante esta pandemia, ya que se viven situaciones límites que desbordan y no dan tiempo de ser asimiladas. Llega un momento donde la psiquis se quiebra y puede derivar a un aumento de intentos de suicidio o a hechos ya consumados de personal de salud, que se quita la vida ante la impotencia de manejar las experiencias al límite. (16). Uno de los dilemas mas cuestionados es el de “la última cama” o el “elegir pacientes”, situación que se ven enfrentados todos los países debido a la cantidad de pacientes infectados por CoVID-19 versus la capacidad hospitalaria. En estos casos es donde el principio terapéutico y el principio de justicia se hacen difíciles de combinar. Dentro de los distintos artículos que tratan sobre este tema, destaca el de la Sociedad Italiana de Anestesia, Analgesia, Reanimación y Cuidados Intensivos (17), en el que se indicó favorecer "la mayor esperanza de vida" entre los que deben ser hospitalizados en UCI. En este caso hay que considerar dos opciones: 1. Criterio de temporalidad, donde se ofrece tratamiento a aquellos que acuden primero. Aquí se destaca la dedicación del médico a cada paciente que lo necesita y a quienes ofrece todos los recursos disponibles. Desafortunadamente se puede caer en un dilema ético-deontológico al extender tratamientos sin una justificación real. 2. Criterio de pronóstico, reservando los recursos disponibles para aquellos que pueden beneficiarse más, teniendo más posibilidades de ser salvados. El médico debe tener en cuenta los recursos y esforzarse por identificar la proporcionalidad de continuar un tratamiento. Esto no significa quitarle los recursos a otro, sino decidir que ya no es proporcional para el otro. Entonces el dilema esta en identificar la proporcionalidad y desproporcionalidad de los tratamientos. Esta es la razón por la cual los consejos de ética clínica de cada hospital deben ayudar al médico que debe tomar las decisiones, apoyándolo en esta elección. (18). Según las estadísticas y lo observado, la afectación al área pediátrica no es tan severa como en los adultos, pero en este grupo etario hay que considerar un grupo de niños que requiere una atención especial, como son los pacientes con enfermedades crónicas que exigen más dedicación y cuidado. Se necesita con urgencia trabajar algunos temas muy frecuentes que apremian a quienes tienen que decidir. Estos son ingreso a las unidades de cuidados intensivos, uso de ventiladores invasivos o no invasivos, cirugías cardiacas en pacientes con genopatías y apoyos que serán otorgados a los pacientes con problemas neuro-musculares progresivos (19). Respecto a pacientes de avanzada edad o adulto mayor, algunos países como Italia, decidieron que los mayores de 80 años, no serían en ningún caso candidatos al beneficio de ventilación mecánica (20); tema que lleva consigo la falta a los principios básicos bioéticos. Es imperiosa la búsqueda de tratamientos y vacunas para combatir a este virus, lo que ha hecho que múltiples centros a nivel mundial inicien sus trabajos cientíticos, pero esto debe ser bajo las leyes y normas que regulan la investigación biomédica. Existe la Ley de Investigación Biomédica 14/2007, emitida en España (21), que declara diferentes procedimientos y normas que se deben cumplir para desarrollar nuevos productos de uso humano. Aunque el tiempo apremia en el avance de esta pandemia, se deben cumplir con los tiempos y etapas necesarias para la investigación y con los primeros principios de la bioética: no maleficiencia y no beneficiencia.
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